LAURA LEGAZCUE-Achieved the Condor de oro 2005.San Luis.Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.

LAURA LEGAZCUE-Achieved the Condor de oro 2005.San Luis.Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.
Laura L by Roberto Yabrek

sábado, 9 de noviembre de 2013

DE CAMILLAS

Niler Fernandez Rodriguez Hace 10 minutos · Son las 7.45 de un martes y estoy en el último lugar de una cola de más de 60 personas, en Constituyente y Tacuarembó. La fila arranca a mitad de cuadra, donde está el local de Ceragem, una empresa surcoreana que permite probar en forma gratuita sus camillas masajeadoras. Esas camillas que, le dicen a sus pacientes, curan una larga lista de dolencias y enfermedades. Hasta el cáncer. Cada día pasan por este local unas 320 personas, según la empresa, que se presenta como la inventora del "termo masajeador automático". La cartelería, de color rojo, anuncia que este galpón es un centro de demostración gratuita y se puede venir "de por vida". En la cola, casi todas son señoras de más de 60 años. Las primeras llegaron a las seis y poco de la mañana, una hora y media antes de que abra el local. Y muchas ya se conocen. Vienen varias veces por semana a hacer "la terapia" en las camillas, pero también a escuchar largas charlas motivacionales, y a cantar y gritar que "Ceragem es la solución, Ceragem es la solución". Y en algún momento, quizás, terminan comprando una camilla. Pero no el primer día: pasarán unas cuantas sesiones antes de que eso suceda. La aparición de esta empresa hace dos años en Montevideo (y de otra firma, que representa a la también coreana Nuga Best, que utiliza un procedimiento similar) llamó la atención de las autoridades. El MSP sigue de cerca sus acciones (ver recuadro). Mi primer contacto con Ceragem había sido la semana pasada. Entré y dije que me habían recomendado estas camillas para solucionar la contractura. Un coreano simpático, al que todos llaman Kim, me sonrió y me dio la mano. Me dijo, en un buen español apenas con acento oriental, que las sesiones duran 40 minutos y que debía traer una sábana blanca fina y una remera blanca de algodón. Que, por favor, la remera no fuera sintética ni de color, porque eso no permite absorber bien el masaje ni el calor infrarrojo. Me aconsejó que venga lo más temprano que pueda. -¿Y venden las camillas? -pregunté. -Sí, pero primero hay que probarlas. Kim me dio un folleto que dice que Ceragem, una empresa presente en unos 70 países, "busca la salud y cumple con el amor". Y que con la camilla se solucionan "problemas de columna, lumbar, cervical, insomnio, jaquecas, contracturas y estrés". Pero después me enteraría que, durante las sesiones en este centro, los empleados de Ceragem dicen que los beneficios van más allá de esos que menciona el folleto. En 2005 y tras un juicio, la Justicia obligó a la empresa en Texas, Estados Unidos, a devolver el dinero por la compra de la cama a los clientes que así lo reclamaran. El procurador general de Texas, Greg Abbott, entendió que Ceragem "hizo aserciones exageradas y no corroboradas sobre los beneficios de sus productos (como que curan el cáncer, enfermedades del corazón o epilepsia) con la intención de explotar a los consumidores que necesitan servicios médicos profesionales". En la web del procurador se pueden ver, incluso, videos filmados dentro de los locales, que fueron usados de prueba. En 2005 la cama solo estaba aprobada en Estados Unidos para el alivio de dolores musculares y artritis. En Tucumán, Argentina, el Sistema de Salud cerró durante varias semanas en 2012 el local por "práctica ilegal de la medicina". Y este año, en Nuevo León, México, la Secretaría de Salud también ordenó el cierre de Ceragem, por las mismas razones. La terapia. Volvemos al martes a las 7.45. María, la señora que está adelante mío, viene por cuarta vez. Está contenta con el tratamiento, pero me recomienda que tenga paciencia porque al principio los efectos no se ven. Dice que la espera para "la terapia" (como le dicen al rato que uno está sobre la camilla) a veces se hace larga. Unos 10 minutos antes de las ocho se abre la puerta y entramos. Nos espera un comité de bienvenida integrado por tres coreanos y varios empleados más, uruguayos. Ellos sonríen y besan a cada persona. También me besan a mí. Y me dan un número: me tocó la cama 23 en el segundo turno. La sala está divida en dos: del lado izquierdo hay algo menos de 30 camillas y del lado derecho se dictan las charlas para los pacientes que esperan la terapia o que ya pasaron por ella. En una pared hay una bandera coreana y otra uruguaya. El techo está adornado con guirnaldas y en la pared del fondo se lee: "Ceragem es la solución". Nos sentamos. Toma la palabra uno de los coreanos: un cincuentón que viste traje y empieza a hablar en su idioma. Es Seung Mo Kang, presidente de Ceragem Uruguay. Lo traduce Young Seong Kim, el muchacho que me había recibido el primer día. Es más joven, usa camisa y pantalón. Vive en Uruguay hace mucho tiempo y trabajó de canillita antes de llegar a Ceragem. -¿Están listos? -pregunta Kim. -¡Síííí! -responden a coro casi todos. Kim pide que griten más, que eso hace bien y es parte de la terapia. Que el que no grita no es feliz. Y todos aplauden. Parecen convencidos, desbordan alegría. Parece que creen que la cama hace milagros. -¿Si quieren vivir mejor...? -grita Kim. -¡Ceragem es la solución, Ceragem es la solución! -contesta el coro. Después Kim explica que la camilla corrige la columna vertebral y usa los principios de la quiropraxia, la moxibustión y la acupresión más el calor infrarrojo lejano y el masaje. Menciona que puede curar el cáncer y que puede hacer que alguien con problemas de visión, deje de usar lentes. En una carta a los clientes por los dos años de aniversario, Seung Mo Kang escribió: "Decimos con total seguridad que ustedes están tomando la terapia con las mejores camillas termo masajeadoras del mundo y a través de ellas, sí o sí, van a mejorar todos sus problemas y enfermedades". En la web de Ceragem dicen, por ejemplo, que hay un 79,2% de efectividad para la constipación, 86,3% para el mareo, 85,5% para la inestabilidad emocional, 73% para la hipertensión, 84,2% para la bronquitis y 68,8% para la parálisis. Ceragem dice que los nervios espinales y los órganos del cuerpo están conectados. Así, la primer vértebra cervical afecta el flujo de sangre al cerebro. Y la segunda vértebra afecta a los ojos, el oído, la lengua y la frente. Y todo así, hasta llegar a las vértebras caudales, las de más abajo, que afectan al recto y el ano. Kim pregunta si alguien viene por primera vez. Una señora mayor levanta la mano y explica que tiene problemas en las cervicales y en el oído. Le hacen algunas preguntas pero ella no escucha bien y la conversación no continúa. A esa altura ya pasaron a las camillas los primeros pacientes. Kim dice que ojalá Uruguay clasifique al Mundial, así juega contra Corea. Luego comenta que en noviembre hay una promoción para comprar la camilla y que el precio después subirá. Entonces señala una puerta que está al fondo. Es la oficina comercial, donde se habla del valor de la máquina (casi un secreto de Estado) y cómo se puede pagar. En esa oficina Qué Pasa entrevistaría a Kang un rato más tarde. "Miren que no hay un carnicero ahí atrás de esa puerta", sonríe Kim. Y cuenta que Irmita, una paciente, compró hace poco su camilla pero no se la puede llevar porque no tiene lugar en su casa. Cuando se mude, Ceragem le dejará el aparato. Cuarenta minutos después, los del primer turno empiezan a levantar sus sabanas. Ahora es nuestro turno. Me paro, mientras casi todos a mi alrededor gritan "¡Ce-ra-gem, Ce-ra-gem, Ce-ra-gem!". Me acuesto en la cama 23. Dejo todas las cosas en un canasto, incluida la billetera y el cinturón. Me saco los zapatos y me acuesto. Un rodillo, de piedras de jade, pasa lento por la espalda, desde el coxis hasta la cabeza. Es caliente (está a unos 60 grados) y por momentos, cuando no se mueve, casi quema. De un costado de la cama sale un cable con un aparatito que se puede mover y da calor infrarrojo. Ese aparato se puede poner en cualquier parte del cuerpo. De lejos escucho que ahora la animación ya no la hace Kim, sino una uruguaya. Me relajo, cierro los ojos. Cuando el rodillo pasa por la cabeza siento placer, pero a medida que baja a la espalda se torna doloroso. Al rato una empleada interrumpe mi estado de relajación para asesorarme y preguntarme cómo me llamo, qué problemas tengo, si tomo remedios. Al final de la charla le pregunto si con estas camillas se puede curar el cáncer, como se insinuó antes y como he leído en internet. Me dice que hay un caso de una señora que tenía un tumor en el seno y fecha de operación en Tacuarembó, pero con el tratamiento expulsó el tumor por la orina. "Pero ella fue muy consecuente: venía todos los días, de lunes a sábado", me explica. Y dice que, en esos casos, ayuda tomar un beberaje a base de repollo y otros ingredientes más. -¿Pero cura el cáncer? -insisto. -No fue hecho para curar el cáncer -responde-. Pero sirve. Y, si no cura, por lo menos detiene el avance. Al final nos ponemos boca abajo y a los cinco minutos termina la terapia. Me siento bien, aunque no muy diferente a como había llegado. Retiro la sábana, me pongo los zapatos y busco a Kim. Le pregunto por el caso de la señora que supuestamente se curó de cáncer y él me confirma la historia. Mira a su alrededor y pregunta: "¿Dónde está la señora que se curó?". Pero hoy no vino. Después lo vuelvo a consultar sobre cómo comprar una cama y otra vez responde con evasivas. Que luego lo charlamos, que el tema del precio es lo de menos, que todo se conversa. Que siga viniendo. En 2009 la revista argentina Veintitrés publicó un informe donde las periodistas Deborah Maniowicz y Graciela Moreno decían que, recién luego de tomar 10 sesiones, los clientes son invitados a una reunión comercial donde les ofrecen una camilla por 12.000 pesos argentinos, que hoy serían unos 40.000 pesos uruguayos. En Estados Unidos las vendían a 2.400 dólares hace unos años (unos 48.000 pesos). En aquella nota, el director general de la firma en Argentina, Seong Muk Oh, decía que Ceragem solo da información de costos de la camilla a la gente que va a comprar. Y, respecto al cáncer, respondía: "Muchas personas han eliminado su cáncer con la terapia. No podemos decir que Ceragem lo cura porque no está científicamente probado pero podemos asegurar que algunos clientes probaron varios tratamientos sin éxito y con esta terapia han logrado eliminar todas las células cancerígenas". En el local de Constituyente y Roxlo, me despido de María, que sigue feliz. Ella me alienta y dice que hay gente que se ha curado de la diabetes o que ha expulsado piedras del riñón. Nos saludamos. María volverá mañana o pasado. Yo no. Igual, no sería tan malo volver. Siempre y cuando no tenga que aplaudir, cantar ni escuchar milagros sobre una cama que, al fin y al cabo, lo único seguro es que da un buen masaje. Entrevista a Seung Mo Kang, presidente de Ceragem Uruguay ¿Qué propiedades tiene la camilla? Es una terapia natural. No cura a través de químicos u operaciones. Lo que hace es elevar las defensas, la capacidad inmune del cuerpo. Y en el rodillo de Ceragem está el secreto. Estimula todo el sistema nervioso, desde la primera cervical hasta el coxis. Lo básico que cura es el dolor de cabeza y todas las patologías relativas a la columna. Un periodista de Qué Pasa visitó el centro sin presentarse como tal y ustedes le dijeron que la camilla puede curar el cáncer o frenarlo. La camilla no es una camilla que cura el cáncer. Pero, al incrementar el sistema inumne del cuerpo, pueden darse esos eventos. Lo combate y frena. ¿Cuál es el negocio si la demostración puede ser gratuita de por vida? Hay que usar la camilla durante un período en el centro para ver si va a tener los efectos que la persona quería. Si la gente se concientiza que la quiere, la venta de la camilla es posible. ¿Cuánto sale? En lo posible no lo queremos decir. ¿Cuánta gente termina comprando la camilla? No te lo sabemos decir. Pero somos una empresa que debe hacer ventas para funcionar. 2Me gusta · · Compartir Tango Uruguayo Rioplatense Uruguay